sábado, 15 de agosto de 2009

El fútbol cambia de manos: la madre de todas las batallas


Por Vito Amalfitano (Nuestro amigo y periodista marplatense colabora con EL PICADITO pasándonos su opinión sobre la tuptura del contrato con TSC. Un cuento de cómo y porqué sucedieron los hechos, matizada en el contexto real de cómo se ven los hechos, de acuerdo a donde esté parado cada uno).

La compartimos ...


La AFA decidió, con el voto unánime de 102 dirigentes presentes en Ezeiza, romper el contrato con la empresa Televisión Satelital Codificada (TSC) y todo el conglomerado y el "grupo" que estaba junto a ella, que regía para la televisación de los partidos del fútbol argentino hasta 2014. Los motivos radican en el reclamo de los clubes por más ingresos por la televisación. El vocero de la AFA, el periodista Ernesto Cherquis Bialo, anunció que ahora la AFA está abierta "a todo tipo de negociación". Ya habría un principio de acuerdo del presidente de la AFA, Julio Grondona, -en nombre de los clubes- con el gobierno nacional que encabeza la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, para que el Estado tome el control de la cuestión y se concrete la televisación de varios encuentros de primera división para todo el público, sin pago a adicional, por TV abierta y pública, y para que también se de paso a un proceso licitatorio que abra el espectro de la televisación del fútbol para diferentes cadenas, como podrían ser Telefé, América o Espn, entre algunas que se mencionan que estarían interesadas, abiertas o de cable, pero en ningún caso, en principio, para codificar

¿Cuánto imaginan que ganan las empresas de televisión que le pagan 268 millones de pesos anuales a los clubes, a través de la AFA, para tener la exclusividad del fútbol? Presumiblemente no menos que el doble. Quizá mucho más. ¿Por qué entonces, ahora que trascendió que el gobierno nacional pondría unos 500 millones para que los partidos se vean por Canal 7, para todo el mundo, salen a decir que el Estado debería ocuparse de otras cosas más urgentes sin aclarar debidamente que esta sería una inversión facilmente recuperable?

La madre de todas las batallas ya se consumó y 102 dirigentes del más amplio espectro del fútbol argentino acaban de dar un paso histórico y revolucionario al rescindir el contrato con las empresas de televisión que tenían los derechos exclusivos de los partidos, alineandose unanimemente con el presidente de la AFA Julio Grondona. El fútbol por TV pasaría ahora a la órbita de Canal 7, la Televisión Pública, por un acuerdo inicial con el gobierno nacional que encabeza la doctora Cristina Fernández de Kirchner y seguramente también se iniciará un proceso licitatorio para que se abra el espectro y los partidos se vean en distintas pantallas, con más posibilidades para que el público de todo el país los pueda disfrutar sin un pago extra, al menos varios de esos encuentros.

El fútbol, que es parte de la cultura de los argentinos, pasaría, en gran parte, a la televisión pública, en un caso inédito en América. Pero, más allá de las voces discordantes que se escucharán por estas horas y las presiones de todo tipo que se ejercieron, habrá que aclarar, que esto, en principio, no le costará ni un peso al contribuyente, más allá de la inminente intervención del Estado. Es que el fútbol no es precisamente un negocio deficitario...

Porsupuesto que el Estado debe ocuparse de cosas "más urgentes" y para ello debe profundizar en el camino de la redistribución de la riqueza, aunque le corten las rutas. Y porsupuesto que la pobreza es más importante que el fútbol y que cualquier otra cosa. Para el Papa, para la Argentina de hoy y para la de ayer (que se ocupaba menos), para todos nosotros. Ahora parece que también para los que subitamente reparan que existe, y la declaman en el lugar menos esperado, sin pudor ni retenciones. La pobreza, está claro, siempre fue un escándalo, bien lo dijo el Santo Padre. Pero aquí, allá, y más allá...Ayer, hoy, y mañana. La pobreza es un escándalo en nuestra aldea, en el patio trasero, y dónde lo que se gasta en la carrera y la industria armamentística serviría para terminar con el hambre de todos. La pobreza es un escándalo. Pero más escándalo aun sigue siendo la riqueza opulenta que la hace posible.

Pero, ahora que ya se rompieron todos los esquemas que regían hasta ahora la dinámica del fútbol argentino, habrá que aclarar un par de cuestiones para que no se use demagogicamente a "la pobreza" también en este caso. Ante todo, el Estado no pagaría un "subsidio" de 500 millones sin retorno, con dinero que podría ser destinado a paliar algún indicativo de pobreza. El Estado, en todo caso, intervendría para invertir una suma facilmente recuperable y superable en el negocio del fútbol, si se tiene en cuenta, se insiste, que el o los privados que están dispuestos a desembolsar casi 300 millones no lo harían sino pudieran recuperar facilmente, por lo menos, el doble. Además, el prode bancado sería otra fuente de ingresos agregada. Otra aclaración: es el fútbol el que fue a buscar al Estado, y no al revés, además porque el fútbol no le encuentra la vuelta al desfasaje por los costos de los operativos de seguridad y a la cuestión impositiva y las empresas televisivas no se lo solucionan.

Por último, ya se escucharon, cuando todavía no es oficial este acuerdo para que haya fútbol para todos,-pero ya con el contrato rescindido con las empresas que manejaban los derechos de televisión-, las voces de los "republicanos puros" que reclaman "seguridad jurídica". No pedían la misma "seguridad jurídica", por ejemplo, cuando Videla o Astiz caminaban por nuestra misma vereda o cuando se entregaba el país, el dinero de nuestros jubilados y las joyas de la abuela con la abuela también, todo a precio vil. En esa rigurosidad habrá que ver quien deshonró primero este vínculo, continuará ahora la batalla legal, y, en cualquier caso, no es un contrato que no cumple el Estado, que llegaría para auxiliar después.

Y. más allá de las intrigas políticas, está claro que nunca habrá que perder de vista el orden de prioridades pero tampoco habrá que hacerse demasiado eco de la falsa demagogia que niegue la importancia del fútbol como bien cultural de los argentinos.

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