martes, 29 de septiembre de 2009

MARCELO BIELSA




Este es un pequeño resumen de la conferencia que el Loco dio el 28 de Agosto último, en un Congreso en Chile destinado a formadores de opinión donde asistieron alrededor de 1200 personas, entre ellas la Presidenta Michelle Bachelet.
Marcelo Bielsa llegó puntual. Comenzó la charla, que duraría más de dos horas, diciendo: "Hay demasiada gente para lo que considero que puedo generar. Pero bueno, ya estoy aquí". Su discuro se tituló "Conducción, Normas y Principios".Algunos de sus conceptos más interesantes fueron los siguientes:
-"Uno debe querer a quien conduce. Por eso hay que incluir al que no protagoniza y entender que los rebeldes no nos desafían, sino que simplemente están informándonos. Lo que no podemos permitir es que (los jugadores) dejen de luchar. El desborde, el desorden, lo que pase está admitido. Los choques, los bailes... Lo que no está permitido es que dejen de luchar. Si luchan por el objetivo de todos, merecen estar".

-"La relación éxito y fracaso ha sido fundamental en mi vida, pero el éxito y la felicidad no funcionan como sinónimos."

Respecto a lo que debe tener un líder, Marcelo explicó: "Cuando entra al vestuario hay una pausa en el murmullo. Cuando habla, hay silencio y cuando con el mismo chiste contado por mí nadie se ríe, con él todos se ríen."

En un momento, el Loco le preguntó al auditorio: "¿Llevamos 40 minutos o 1 hora y 40 minutos?"

-"El liderazgo se ve en la derrota y el conductor solo es bueno si ha superado la adversidad. Las operaciones y los cambios se hacen en la victoria, no en la derrota. La adversidad es el momento de observación de las cosas."

Para terminar, explicó qué es lo que hay que hacer con los jugadores más idóneos dentro de un plantel.

-"El mejor en el fútbol es el que merece licencias. Los mejores son los que están obligados a una sobreentrega y las licencias y los perdones se vinculan con los que no son los mejores. Hay jugadores que son más importantes que otros, pero no les podemos permitir ser imprescindibles. El eje del aprendizaje es la copia. Es mucho más lindo ser creador que imitador, pero los vulgares copiamos."

POR UNA NUEVA LEY DE RADIODIFUSION



Por Diego castaño

Veo la necesidad de decirlo, me parece importante dejarlo escrito como lo he hecho y lo reitero, cada vez que puedo y dejan que nuestra opinión quede sentada. Mi tarea de periodista, mi vocación y pasión por este oficio no me perimiten oponerme a una nueva Ley de Radiodifusión..

Cuando escucho quienes están en contra más me convenzo, cuando veo quienes hablan mal más me entusiasmo, cuando se oponen, pero los fundamentos son indefendibles, más tranquilo me quedo.
Es no ver más allá, es quedarse en la oposición por oponerse a los Kirchner y nada más, pero no saben nada de la nueva Ley, no la leyeron, se oponen, pero no tienen idea de que dice.
Los grandes monopolios manejan toda la información, ellos manipulan las distintas señales con que cuentan y la gente compra en todo el país, porque muy pocos son los que, al menos se permiten dudar.
La gente común “y no precisamente la que dice ser De Narvaez” que está todo el día con sus problemas, su trabajo, sus cosas, llega a su casa o lee el diario o escucha cualquier fm y el mismo discurso.
La nueva Ley permitirá amplificar la información, que muchos canales o radios puedan manejarse por sí solos, ellos manejan solo lo que es negocio, lo que les interesa y lo que les conviene.
Poder contar con esta nueva Ley es positivo para todos, para los periodistas habrá más trabajo, es mentira que muchos quedaran sin nada, al contrario se abrirán más radios, canales, diarios que darán más posibilidad a locutores, periodistas, artistas, etc.
Buscar una nueva Ley acorde a los tiempos en que vivimos y dejar atrás una que promovió Videla en la última dictadura militar. Todos los gobiernos presentaron proyectos para cambiarla, pero todos perdieron ante las presiones de los monopolios, por eso no podemos no permitirnos esta ocasión de marcar a fuego la historia.
La gestión de Cristina Kirchner tiene falencias, las reconozco, pero también es cierto que se han tomado decisiones importantes sobre temas vitales. Estos se debaten en todos lados, se discute, se habla sobre lo que antes era desconocidos para muchos.
Eso es muy bueno, discutir lo que nos pasa, saber lo que queremos, buscar entre todos lo mejor  para todos.
Esos es democracia y creo, todos estamos a favor de este sistema de gobierno.


sábado, 19 de septiembre de 2009

Sin el fútbol, no hay historia completa



“La pelota es redonda, el partido dura noventa minutos, y todo lo demás es sólo teoría”, respondía el técnico alemán Sepp Herberger cuando le preguntaban qué era el fútbol. La frase no parece una genialidad, pero por su sencillez –o tal vez por su extrema dureza– quedó en el marquito de la historia.
A David Goldblatt le vino bien: la usó como título de uno de sus libros, The Ball is Round. A global history of soccer.
“La relación entre fútbol y política –sostiene Goldblatt– toma diversas formas. Se ha entrelazado con cada ideología y movimiento político, con cada unidad geográfica y división social. Ha servido a visiones autoritarias y democráticas. El fútbol toma y expresa la política decidida por nuestras opciones colectivas y nuestras luchas. Porque hay que recordar que tenemos opciones, y en cierta medida conseguimos el fútbol que nos merecemos”.
A contramano del puñado de intelectuales que ven en la pasión del deporte el opio de los pueblos, David se engancha con ella, lo alucina. Es futbolero, y cuando habla de la pelota se le iluminan los ojos. Su pelo, prolijamente enredado, contorneándole la cara, se electrifica: “Ninguna historia del mundo moderno está completa si no tiene en cuenta al fútbol”. Goldblatt la escribió con detalles exquisitos. No dejó nada afuera. Salió por el mundo en busca de historias. Leer las 900 páginas de su libro es, como dijo Foot, viajar a través del tiempo desde Arabia Saudita hasta Irlanda; desde Boston hasta Calcuta. Ni siquiera le faltó el peronismo cuando hurgó en esa relación casi simbiótica que mantienen el deporte y la política.

Goldblatt toma al peronismo como uno de los ejemplos de la utilización política del deporte. Pero no se queda ahí. También pasa por la Italia de Benito Mussolini, la Unión Soviética de José Stalin, la Alemania de Konrad Adenauer, y, cómo evitarlo, llega a la Argentina para encontrarse con la dictadura militar y el Mundial 78.
 “La relación entre fútbol y política –sostiene Goldblatt– toma diversas formas. Se ha entrelazado con cada ideología y movimiento político, con cada unidad geográfica y división social. Ha servido a visiones autoritarias y democráticas. El fútbol toma y expresa la política decidida por nuestras opciones colectivas y nuestras luchas. Porque hay que recordar que tenemos opciones, y en cierta medida conseguimos el fútbol que nos merecemos”.
Es posible que David lleve una pelota en la cabeza. El fútbol, como él dice, le permite ver –y escribir– otras cosas. En estos días, debe estar buscando alguna historia que le produzca “alegría, éxtasis, risa, tragedia, ingenio y sabiduría”. La enumeración le pertenece. Como la recomendación que envió desde Bristol para todos aquellos que quieran seguirlo en lo suyo: “Si usted escribe sobre el juego, sea juguetón”.
Por AlejandroWall                                                                                                                                             Publicado en el diario Crítica de la Argentina el sábado 25 de julio de 2009

El gol es un relato imaginario



Empezó en Radio Argentina, con un célebre Argentina-Uruguay. Desde entonces, la radio y el fútbol son inseparables.
Por Daniel Guiñazú
Una costumbre argentina, la de escuchar fútbol por la radio, cumplió recientemente 80 años sin que nadie se diera cuenta. En 1924, coincidiendo con el partido en que Cesáreo Onzari convirtió el primer gol de corner de todos los tiempos y el seleccionado argentino le ganó por 2 a 1 a Uruguay en la vieja cancha de Sportivo Barracas, por LOR Radio Argentina, Horacio Martínez Seeber, un inquieto radioaficionado interesado también por el periodismo, y Atilio Casime, jefe de Deportes del mítico diario Crítica, transmitían el primer partido de la historia; sin saberlo, ataban un lazo emotivo que, a lo largo de ocho décadas, viene uniendo la máxima pasión nacional con varias generaciones de hinchas.
El choque entre Argentina y Uruguay, que estrenaba el título olímpico ganado poco antes en Colombes (Francia), se disputó un 2 de octubre, aunque debió haberse jugado poco antes, el domingo 28 de septiembre. Pero la multitud desbordó las tribunas del estadio y el partido se suspendió a los cuatro minutos del primer tiempo. Radio Argentina, la emisora pionera de la radiotelefonía nacional que había iniciado sus emisiones en 1920, narró los tumultos e incidentes en las voces de Martínez Seeber y Casime. Y decidió retornar a la cancha el jueves 2 de octubre para contar los 86 minutos restantes.
No se trató de un relato clásico, del tipo de los que en hoy en día se escuchan, sino de una simple descripción de las incidencias del juego. Martínez Seeber, un profundo conocedor de los aspectos técnicos de la radiotelefonía, tenía la licencia oficial de radioaficionado número 1, otorgada por el Ministerio de Marina y, esa tarde, hizo a la vez de relator, comentarista y técnico. Instaló tres micrófonos en el puesto al borde del campo de juego: uno para él, otro para Casime, y el tercero de ambiente para registrar el enorme bullicio del partido internacional.
El primer relato íntegro data de 1927 y se lo atribuyó a sí mismo Tito Martínez Delbox, quien dijo haber narrado para Radio Nacional (hoy Radio Belgrano) el partido entre Sportivo Barracas y Estudiantil Porteño por el campeonato de la Asociación Amateurs Argentina, utilizando un teléfono candelero y con don Jaime Yankelevich, el dueño de la emisora, como técnico operador. Allí dio comienzo una historia que reconoce cuatro nombres sobre los que no hay dudas: cada uno con lo suyo y en el orden que se prefiera, Lalo Pelliciari, Fioravanti, José María Muñoz y Víctor Hugo Morales han sido los más grandes, los relatores que marcaron su tiempo.
Lalo Pelliciari vino de Uruguay en 1935 y relató en Rivadavia, Stentor y Mitre, de la que llegó a ser su dueño. Son muy escasas las grabaciones existentes que pueden dar cuenta de su estilo. Pero quienes lo recuerdan destacan su teatralidad. “Inventaba los partidos, los adornaba”, opinó de él Fioravanti, su comentarista en la ya desaparecida Radio Stentor. Era desprejuiciado, informal, espontáneo, claro y veloz en la descripción de las jugadas. “Vamos muchachos, vamos”, gritaba cuando el partido no tenía el ritmo que él pretendía para hacer ameno su relato. Y cuando veía a un jugador bien ubicado, lo resaltaba diciendo, por ejemplo, “me gusta la posición de Moreno” (o de Sarlanga, o de quien fuera).
Sin embargo, para los mayores, no hubo ni habrá nadie como Fioravanti. Joaquín Carballo Serantes (tal era su nombre completo) fue el creador de la transmisión tal cual se la conoce ahora, el primero en todo. Relató desde un cabina ubicada en lo más alto del estadio y no desde el borde del campo o en la platea para evitar que se cuelen los insultos de los espectadores. Creó las conexiones para tener al instante todo lo que sucedía en las otras canchas. Tuvo durante años un auspiciante único (cigarrillos Caravana, Bodegas y Viñedos Giol) para que las largas tandas y las voces de sus locutores comerciales no consumieran los mejores momentos de los partidos. Y al final de sus programas resumía la jornada con una vibrante síntesis que remataba con la repetición del relato de los goles.”Más que un relator, soy un narrador”, acostumbraba a definirse a sí mismo Fioravanti. Y era tal cual: posaba su voz sobre el partido, acompañando las acciones y subrayaba los momentos de mayor emoción, con un lenguaje pulcro, tan elegante que enriquecía el vocabulario de quienes lo escuchaban. Los lunes, en las escuelas, los chicos les preguntaban a sus maestros el significado de tal o cual palabra porque el domingo la habían escuchado de su boca. Fioravanti fue el número uno, el más popular en los ’40 por Radio Splendid y en los ’50 por El Mundo. En los ’60 debió adaptar su estilo ante la aparición de Muñoz en el aire de Radio Rivadavia. Tuvo que hacerse más enfático sin perder buen gusto y lo consiguió hasta su retiro en 1972, 31 años después de su debut.
Muñoz elevaba la voz, gritaba, dejaba que la emoción lo desbordase y se derramase sobre sus oyentes. Antonio Carrizo no duda cada vez que habla de él: “Fue el personaje más importante de la radiofonía argentina”. Jorge Fontana, su locutor comercial en los ’60, llegó a decir: “Muñoz es al periodismo deportivo y a la radio lo que Troilo es al tango”. En verdad, Muñoz fue un obsesivo de la producción que trabajaba de lunes a lunes, llegaba antes que ninguno a la radio de Arenales y Pueyrredón, y se iba después que todos. Aprovechó la explosión de las comunicaciones de los ’60 y unió al país y al mundo con sus conexiones, Fragata Libertad y Base Marambio inclusive.
“El Relator de América” supuso que hacía patria con sus relatos. Y eso explica su inveterado oficialismo con militares, peronistas y radicales, su periodismo alambicado y meloso, acrítico con el poder y los poderosos de turno. Apoyó sin reservas el Mundial ’78, mandó a la gente que celebraba el título juvenil del ’79 a manifestar en contra de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y movilizó en 1982 a favor de la aventura en Malvinas, porque entendía que era lo mejor para el país. Siempre quedará la duda de si calló cosas durante la dictadura porque estaba demasiado bien informado o porque no sabía la verdad de lo que estaba sucediendo. El 12 de febrero de 1992 condujo desde la cama de un sanatorio una previa de dos horas del clásico Boca-River. Dos días después falleció. Sin ser un relator extraordinario, pegándole a menudo a la palabra de al lado, Muñoz revolucionó a la radio.
El hoy es de Víctor Hugo Morales. El uruguayo lleva 23 años de labor ininterrumpida en la Argentina y es, para muchos, el más grande relator de habla hispana de la actualidad y de todos los tiempos. Su relato del segundo gol de Maradona a los ingleses en 1986 ya le ha asegurado un lugar en la historia que él se encarga de defender, partido a partido, con su voz extraordinaria y su talento único. Le tocan tiempos ingratos: la televisión le pelea espacios a la radio, las empresas no invierten en sus transmisiones y hoy ya no se asocian como antes los grandes acontecimientos deportivos con las voces enronquecidas de los narradores.
Sin embargo, después de ochenta años, la magia no se extingue. La radio no puede estar sin el fútbol. El fútbol, tampoco sin la radio.