martes, 4 de septiembre de 2012

Julieta Franco. "Leona ayacuchense"



Ganamos Todos.
Por Diego Castaño (Nota realizada 15/05/2012)
Casi en el final de su carrera, Julieta Franco se subió definitivamente al podio del deporte ayacuchense en toda la historia, acompañando a los deportistas locales que a lo largo de tantos años, y en diversas disciplinas, también han sido embajadores de nuestro querido pueblo. El seleccionado nacional de hockey sobre césped tiene a la ayacuchense como una de las integrantes, convocada por Retegui, ante la sorpresa de todos, hasta de ella misma. Pero algo había para semejante logro en Julieta. Ser parte de este mítico equipo de ”Las Leonas”, ganador de todo a nivel mundial, no se consigue de un día para el otro, se construye. Esto es así, más allá de que la lista definitiva para asistir a los Juegos olímpicos todavía no se halla dado y que, puede pasar, ojala que no, Julieta quede afuera.
Este logro es, como ella misma lo piensa, un resumen de mucho esfuerzo, sacrificios, elecciones difíciles y sobre todo el postre a una carrera deportiva que la ha llenado de felicidad. Es una conquista en las que también gana todos, como dice a canción “….de que sirve ganar si no ganan conmigo los que vienen detrás..”, su familia, sus amigos, sus alumnos de acá y allá, los deportistas de esta ciudad de hoy, de ayer y de siempre y todo su pueblo. Ese Ayacucho al que ella siempre hace referencia,
No se queda con nada, cada vez que la llaman viene y da una mano, lo brinda para que los demás puedan mejorar, se brinda tal cual es. 
Claro que todavía falta más, en pocos días se sabrá si será parte de la delegación o no. Ella está allí, acunando su esfuerzo, demostrando que quiere y puede estar, más allá de que su vida deportiva la edificó afuera del país.
Cambiará algo esta opinión si consigue el sueño de participar en un Juego Olímpico, por supuesto, accederá al podio más alto del deporte ayacuchense en la historia, pero también ya, antes de que suceda merece su alto reconocimiento.
De chica, voló, soñó, tomó decisiones que le dejaron marcas imborrables. Ayacucho, Tandil, Mar del Plata, Europa. Hoy Julieta está radicada en Barcelona jugando para el Real Club de Polo desde el año 2007, después de pasar por el Ourense de Galicia y Las Palmas de Gran Canarias. Con su edad Franco llega a este momento, que le brinda la oportunidad más importante de su vida deportiva, sintiéndose más cómoda que nunca en una cancha y con ganas de brindar el máximo para intentar llegar lo más lejos posible.
“Voy a por eso......”, dice Julieta con su tono españolizado tras ya 9 temporadas en España.  Si las cosas no salen como todos queremos, lo logrado ya está. El brindis es de todos. Ya ganó, no solo ella…., todos. 

JJOO Londres 2012

Que el bilardismo no tape el bosque: menos medallas, mejor nivel

En Beijing 2008 Argentina ganó seis preseas y en Londres, a un día del cierre, van cuatro. Sin embargo, en el análisis deporte por deporte, fue más lo que se evolucionó que lo que se involucionó. Objetivo Río.

Por Nicolas Castrovillari

Muestras. Federico Molinari fue el primer argentino clasificado a una final de gimnasia; Germán Lauro fue sexto en la final de bala con récord argentino; las Leonas, pasaron de un bronce a una plata. Tres deportes que evolucionaron.

Como el fútbol rige la vida deportiva de la Argentina se podría, entonces, analizar el desempeño de los atletas locales en los Juegos Olímpicos de Londres desde una óptica futbolera. Hay dos maneras de hacerlo, las dos maneras que rigen, también, al fútbol criollo desde hace décadas: la mirada bilardista o la mirada menottista.

La primera, pragmática, elige ver el resultado final, el objetivo logrado; la otra, en cambio, prefiere conocer a la perfección el camino que está transitando antes de llegar a destino, le importan las formas con las que consigue lo que busca.

En los Juegos Olímpicos se buscan medallas. Si se comparan, en ese rubro, los de Beijing y los de Londres con ojo bilardista se dirá que hace cuatro años las cosas salieron mejor: seis medallas, dos de oro (fútbol y ciclismo) y cuatro de bronce (básquet, hóckey, judo y vela), contra las cuatro de Londres: un oro (taekwondo), una plata (hóckey) y dos de bronce (tenis y vela). Sería un análisis reduccionista y simple.

En esta nota se elige tener la mirada menottista, la que trata de ver un poco más allá y que deja de lado la posición en el medallero. Así, se puede analizar en profundidad y decir que Londres 2012 puede ser el punto de despegue para que el deporte argentino sea grande de una buena vez.

Buenas sensaciones. Hace unos días, Gerardo Werthein, presidente del Comité Olímpico Argentino, hizo un balance previo desde Londres. “Esperábamos una cosecha austera. Venimos a mirar a los jóvenes y ver quién se metía en finales, y esos objetivos están logrados. Este es un momento de refundar un proyecto deportivo. Yo podría haber sido más egoísta y buscar sólo medallas. Pensar en conseguir el éxito, pero apostamos a otra cosa. Algunos dicen que no ganamos medallas, pero antes no había de qué quejarse porque no llegábamos ni a las finales”.

En Londres 2012, Argentina tuvo casi la misma cantidad de atletas que en Beijing: 137 contra 138. Pero lo interesante es la cantidad de deportes o pruebas que volvieron a estar o hicieron su estreno: el vóley, handball, gimnasia artística, nado sincronizado, 5 mil metros en atletismo, triatlón y maratón. Federico Molinari consiguió meterse en la final de anillas, un hito inédito para la gimnasia argentina. En Remo –que tuvo presencia argentina en seis pruebas, cuatro más que en Beijing–, Cristian Rosso y Ariel Suárez quedaron a un paso del bronce, con el cuarto puesto en el Doble par masculino. En Canotaje, en el K- 2 200 metros , Miguel Correa y Rubén Rézola quedaron quintos en la final por el oro. Ambas parejas lograron un diploma olímpico.
En Beijing esas pruebas no habían tenido representantes.

En ese sentido, las expectativas son buenas. El equipo de vóley tiene un promedio de edad de 24,5 años; Brian Toledo llegó a Londres a los 19 años, Valeria Pereyra compitió con las mejores gimnastas del mundo con 16 años, las mellizas Etel y Sofía Sánchez estuvieron en nado sincronizado con 22 años y Las Leonas contaron con Florencia Habif, de 18, entre los más destacados.

En lanzamiento de bala, Argentina estuvo en la final gracias a Germán Lauro. Otro hecho histórico. Sus tres intentos fueron uno mejor que otro y rompió tres veces el récord argentino, hasta quedar en 20,84 metros . El ciclismo nacional vio cómo Maximiliano Richeze finalizaba la prueba de pelotón después de 44 años. Y el tenis, con Juan Martín del Potro, volvió a ganar una medalla individual después de Gabriela Sabatini en Seúl ‘88.

Dentro del balance positivo, también hay deportes que tuvieron un retroceso. El judo pasó de tener cuatro representantes en Beijing (bronce de Paula Pareto) a contar con cuatro competidores en los Juegos actuales. La natación encendió las alarmas. “Cuando algo anda mal, uno tiene que pensar que lo que se está haciendo no está bien. La natación evolucionó mucho en el mundo y en la Argentina no pudimos seguir el ritmo”, advirtió Werthein. Beijing tuvo a once nadadores argentinos en 16 pruebas; en Londres el número cayó a cuatro representantes y seis pruebas.

Aún así, las sonrisas fueron mayoría. La Argentina sabe que lo mejor está por venir.

miércoles, 9 de marzo de 2011

EL PICADITO

Programa de radio emitido de Lunes a Viernes de 19 a 20 horas y los domingos de 11 a 13 horas por FM "LA 95" de la ciudad de Ayacucho con la conducción de Diego Castaño y gran equipo deportivo.
Además se transmite fútbol del Torneo del Interiory el torneo de la Unión Regional Deportiva. La radio ha incorporado hace unos días el servicio de internet
www.la95fm.com

jueves, 11 de noviembre de 2010

HASTA SIEMPRE PRESIDENTE

Por Diego Castaño
Participar de la despedida del ex presidente de la república, Néstor Kirchner fue, sin duda una sensación imponente. Más allá de mi adhesión en general a las políticas llevadas adelante por la gestión, como ciudadano haber estado ese día en la histórica Plaza de Mayo hicieron sentirme pleno.
Jóvenes por todos lados, los ví llorando, gritando, aplaudiendo, cantando con banderas en las manos, fue el común denominador de estos trés días, una notable cantidad de jóvenes que sintieron la necesidad de despedir al líder.
Indiscutiblemete para muchos fue un cachetazo de la realidad, algo que no quisieron ver nunca, la Plaza de Todos mostraba a todos el mejor legado de Kirchner: la participación de la juventud.
Peronistas, esos mismos que vieron en Néstor y ahora en Cristina levantar las banderas del verdadero peronismo, el mismo de Juan Perón y Evita, no la tremenda mentira de Menem, que elevó un discurso peronista y llevó adelante un proyecto neo liberal devastador para nuestro país.
Además de radicales, socialistas y de otras corrientes que vieron en Kirchner una persona que les habló de frente, sinceramente y gobernó para todos, dandole un poco más de posibilidades a los que menos tienen y se puso al frente luchando contra viento y marea, en pos de capear el temporal y darle el rumbo más justo. Eso es lo que molesta, sobre todo a la clase media que se olvida rapidamente de todo. Hace poco tiempo atrás el país era un caos, pero se quiere saber poco y en tal sentido esa misma clase media termina apoyando a los que siempre la castigaron.
En mi recorrida por la Plaza ese jueves intenté por un momento observar detenidamente todo para reflejar a ciencia cierta lo que se vivía. Escuche cantar contra Cobos, por la re elección de Cristina, la marcha peronista, por Néstor y sus logros, pero escuché una frase de una persona mayor hablando con un jóven de una de las agrupaciones presentes, cerca de la reja mientras observaba los carteles frente a la Casa Rosada:  "Es simple, para trascender tenes que estar del lado del pueblo", me quedé mirándolo entre la gente y después de unos segundos, me dije: la verdad es que tiene razón.
El pueblo esos días le brindó a Néstor Kirchner un emotivo y mutitudinario adiós, pero también es verdad que estar al lado del pueblo a veces molesta bastante.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Se presento el libro Nuestro Futbol de Diego Castaño



El pasado sábado se presentó en la ciudad de Ayacucho el libro NUESTRO FUTBOL (Orígenes del Fútbol en Ayacucho) del periodista Diego Castaño.
El libro trata de la llegada del más popular de los deportes a la ciudad de Ayacucho y su desarrollo hasta los primeros años de la década del 40´- Además de contar el nacimiento de los clubes de la ciudad y el desarrollo en la ciudad y la zona rural.
Datos, testimonios y citas abundan en este libro que se encuadra en una investigación histórica con datos documentados, pensada para que quede como fuente y referencia.
Este trabajo, editado por la Editorial Del Espinillo cuenta con el proogo del periodista marplatense Juan Carlos Morales quien acompañó a Diego Castaño en la presentación que se desarrolló en el Salón de la Capilla de Luján ante un importante marco y contando entre los presentes al Intendente Municipal Darío David, el presidente del Consejo Federal de AFA Gustavo Ceresa y dirigentes de diversas instituciones.
Morales destacó la tarea de Castaño como relator de fútbol, además de aplicar un importante estímulo a la obra en cuestión ya que "a medida que pase el tiempo este libro cobrará mayor importancia y valor".
Por su parte Diego Castaño, quien es uno de los relatores de AM 1560, agradeció el acompañamiento y señaló que "siempre me inculcaron que hay que saber qué nos pasó, porque somos el reflejo de eso. Así fue que he trabajado siempre repasando un momento en nuestro pasado. Esa fue la base para que nazca este proyecto".

 

miércoles, 25 de agosto de 2010

Juan Sasturain: Fútbol y Literatura


El escritor argentino Juan Sasturain (1945), es periodista desde hace más de treinta años y actualmente editor de la sección Deportes del diario Página 12 de Buenos Aires. Como narrador ha publicado las novelas Manual de perdedores I y II (1985-87); Arena en los zapatos (1988); Parecido S.A. (1990); Los dedos de Walt Disney (1991); Los sentidos del agua (1992) -recientemente reeditada- y dos volumenes de relatos. Zenitram (1996) y La mujer ducha (2001). Fue guionista de la historieta Perramus -dibujada por Alberto Breccia- publicada durante los años ochenta. Especializado en ciertas formas marginales de la literatura, desde el policial a la historieta, es autor de los ensayos de El domicilio de la aventura (1995).
Le gusta el fútbol, escribe regularmente sobre el tema y ha publicado dos libros: las crónicas y reflexiones de El día del arquero (1986) y el reciente Argentina en los Mundiales (2002)  -junto con Daniel Arcucci- mientras tiene en prensa Wing de metegol o de qué hablamos cuando hablamos de fútbol. 
1- ¿Cuál son los puntos de contacto que marcarías entre el fútbol y la literatura?
Tanto la práctica del fútbol como el ejercicio de la literatura, llevados a su grado de excelencia y respeto por los medios y posibilidades, pueden (aunque no suelen) alcanzar el grado de la artisticidad: pueden ser un arte, no sólo una actividad reglada por la eficacia o un trabajo marcado por la recompensa. El manejo de la pelota como el del lenguaje -puestos en buenos pies y manos- son un desafío a la creatividad  y de ahí, de esa tensión por encontrar una forma original, cada vez única, para resolver dificultades expresivas, puede saltar la belleza. Ambas actividades tienen en común su condición de juego en tanto desafío, actividad en el fondo inmotivada, asunción de un riesgo y entrega personal. Las habilidades que requiere el fútbol (saber golpear una indócil pelota con cualquier parte del cuerpo que no sean las manos) no sirven absolutamente para nada... Para nada que no sea el fútbol. De ahí su equívoca grandeza.
2- Hay muy buenos escritores que se interesaron en narrar relatos sobre fútbol. Por supuesto, en la Argentina tenemos a Soriano. Qué pasa con los lectores, creés que hay lectores de cuentos de fútbol.
El fútbol, como tema literario, es uno más. Se puede hacer buena literatura o basura con él: hay ejemplos abundantes. No define un género ni una subclase, aunque se puedan hacer antologías con cuentos “de fútbol” que abarquen desde Borges-Bioy a Soriano con variedad de registros e intereses; en ningún caso serán buenos o malos cuentos, más o menos serios, por el tema sino por el tratamiento, ya sea desde adentro o desde afuera del juego. La soleded del corredor de fondo de Alan Sillitoe no es un relato deportivo (Insai izquierdo, de Costantini, que lo reescribe, tampoco), ni Cincuenta de los grandes de Hemingway una historia de boxeadores. Son dos extraordinarios relatos a secas en los que los protagonistas -a diferencia de otros- andan y compiten con otros de pantaloncitos cortos.  Escenas de la vida deportiva es un gran cuento de Fontanarrosa -obrita maestra de observación psicológica y de registro coloquial- que trata de un picado; y una historia como la de Campitos está ambientado en el mundo del fútbol pero habla -como siempre sucede- de otras cosas. 
Probablemente haya lectores que gusten especialmente de los relatos futboleros y han proliferado últimamente los libros que los reúnen. Hay “especialistas” que sólo escriben historias con esa temática como Corin Tellado escribía novelas “de amor” y Marcial Lafuente Estefanía “de cowboys”. Son oficios; a veces la literatura se cruza por ahí. Obviamente: no hay géneros mayores y menores; ni temas serios y triviales. Hay sí productores de textos y sus consumidores; y escritores y lectores, que son otra cosa.
3- Desde hace un año estoy siguiendo todas los domingos los programas de fútbol de la Rai. Me parece que hay algo muy interesante en los relatos de esos partidos y que tienen una relación muy directa con  la escritura. Estoy pensando en la sobriedad, en la mesura de los relatores italianos. Algo infrecuente para quien transmite partidos en la Argentina. Los relatos aquí son desbordados, los relatores se enfervorizan tanto que desde sus cabinas de trasmisión llegan a violentarse oralmente con los jugadores aunque éstos por supuesto, lo ignoren porque están en el campo de juego. ¿Cuáles son los estilos de relato que vos preferís?
El relato futbolero es un fenómeno radial, invento argentino, substituto de la imagen, de la presencia en vivo. Pretende la inmediatez. Un partido de fútbol transmitido/escuchado por radio es un cuento, una historia, un acto de invención dramática con su desarrollo, sus protagonistas, sus apartes, sus énfasis, su tono: es una versión de los hechos, una construcción verbal más o menos veraz o estilizada. A mitad de camino entre la crónica periodística y el relato de ficción, debe retener al oyente -hay diferentes versiones o relatos de un mismo acontecimiento- y el vicario espectador elige la “mirada” (el relator) que más le satisface de acuerdo con sus necesidades. Siempre se trata de una historia que se propone de suspenso pero que puede derivar en comedia o drama. El oyente de fútbol es un receptor muy activo, básicamente interesado en cómo termina una historia en la que está absolutamente jugado partidariamente: buenos y malos, vencedores y vencidos. El relato lo implica sentimentalmente (desea que termine de una u otra manera)  y desconfía siempre de la equidistancia de la versión que se le ofrece. Se le pide veracidad y emoción para que substituya la presencia en vivo. El relato televisivo, en términos lógicos, no estaría sujeto a esas reglas pues su función no sería substitutiva sino meramente complementaria, como las voces que acompañan un documental: no explicar lo que se ve sino aportar datos complementarios para su perfecta comprensión. Y así era en origen: la sóla mención de los jugadores en el momento de tomar contacto con la pelota agotaba la función del relator. Así eran las transmisiones de Mauro Viale ( 1 ), por ejemplo, durante años, en que sólo la elevación del tono y la velocidad con que se nombraba al jugador indicaba la inminencia del gol .
Desde Araujo-Macaya ( 2 ) y en menos medida otros narradores y comentaristas epigonales o no, las voces que se superponen a la imagen han dejado de ser complementarias para convertirse en coprotagonistas e incluso (cuando los partidos son menores, por interés objetivo o malos por su calidad) en las verdaderas estrellas del acontecimiento televisivo. Porque el fútbol es desde hace mucho en la Argentina un hecho mediático, un espectáculo televisivo para el 90 por ciento de la gente. Cada vez va menos gente al fútbol y cada vez más gente lo ve por tevé...  Araujo es una estrella de la televisión y un partido relatado/comentado/acotado por él en Fútbol de Primera es, respecto del partido en vivo en la cancha, lo mismo que un video clip elaboradísimo respecto de la versión de ese tema en vivo o en simple disco. Otra cosa no equiparable, manipulada, transformada, enriquecida y distorsionada. No hay vuelta atrás: han inventado otra cosa.
Aparte, además y fundamentalmente. Araujo me resulta particularmente insoportable y prefiero las transmisiones lisas, sin acotaciones sobradoras, supuestamente ingeniosas, arbitrarias exageradas, llenas de muletillas falsamente espontáneas. Pero el fenómeno existe, tiene su indudable entidad.  

EL FÚTBOL NO ES MÁS QUE UN RELATO.

Extracto de una entrevista realizada por Narrativa Radial a Juan Sasturain.
Por Juan Sasturain*
El fútbol no existe, existe el relato de fútbol. Durante mucho tiempo, el fútbol fue para mí un relato. Yo vi por primera vez un partido en vivo a los 18 años, cuando vine a Buenos Aires, en el año ’64. Hasta entonces, para mí Boca había sido una transmisión radial, el resultado de una narración. Yo era hincha de Boca pero no lo había visto jamás, sólo tenía referencia de las revistas que leía y los partidos que escuchaba porque no había otra forma.
Yo tenía 6 años y escuchaba los partidos con mi viejo. Tengo el recuerdo perfecto de Fioravanti, de Aróstegui, de Veiga, de Lalo Pelicciari. Veiga fue el primero que tuvo una transmisión partidaria, seguía la campaña de Boca. Él tenía una manera de relatar muy excesiva, muy exagerada, fue el primero que gritó el gol. Además, tenía un modo diferenciado de gritar los goles: los de Boca los gritaba con el alma y los de los rivales apenas los mencionaba. Pero el relato radial se modificó cuando apareció la tele. El Gordo Muñoz tuvo que competir con la televisión, por eso el detallismo y la calidad de sus transmisiones. Más allá de cualquier consideración ideológica, Muñoz inventó un montón de cosas, él contaba realmente lo que pasaba en la cancha.
Si uno escuchaba a Veiga, a Aróstegui o a Fioravanti, el relato era una descripción muy general de lo que pasaba, contaban las consecuencias más que los hechos. Como no había que competir con la imagen, el partido lo contaban, no lo relataban en detalle. Fioravanti tenía frases como “entrega la pelota a un compañero”, “saltan varios hombres” ó “se produce un amontonamiento de jugadores”. Aróstegui, por ejemplo, tenía un sinfín de frases hechas y mi viejo siempre decía que los partidos que transmitía él eran todos iguales. Las fórmulas eran tantas que yo me las acuerdo con exactitud: “El esférico sale del campo de juego, será el encargado de ponerlo otra vez en movimiento el jugador…”. En esa época, la narración podía ser más o menos apasionada, pero no era una cuestión de precisión, ni siquiera decían en qué lugar de la cancha estaba la pelota. Todo estaba dado por el tono, algunos hacían un relato romántico, otros más folletinesco; ahí aparecían los subgéneros de la narrativa.
Siempre el relato es una construcción verbal, una creación de mitologías. Además, cada partido de fútbol es una historia, más allá de que el resultado sea una cifra numérica. El desarrollo de cada partido es un suceso, y ese suceso es una historia, un cuento. Porque el fútbol, al cabo, no es más que un relato.
*Escritor y periodista. Acaba de publicar “La patria transpirada. Argentina en los mundiales” (Editorial Sudamericana).