Que el
bilardismo no tape el bosque: menos medallas, mejor
nivel
En Beijing 2008 Argentina ganó seis
preseas y en Londres, a un día del cierre, van cuatro. Sin embargo, en el
análisis deporte por deporte, fue más lo que se evolucionó que lo que se
involucionó. Objetivo Río.
Por Nicolas
Castrovillari
Muestras. Federico Molinari fue el
primer argentino clasificado a una final de gimnasia; Germán Lauro fue sexto en
la final de bala con récord argentino; las Leonas, pasaron de un bronce a una
plata. Tres deportes que evolucionaron.
Como el fútbol rige la vida
deportiva de la
Argentina se podría, entonces, analizar el desempeño de los
atletas locales en los Juegos Olímpicos de Londres desde una óptica futbolera.
Hay dos maneras de hacerlo, las dos maneras que rigen, también, al fútbol
criollo desde hace décadas: la mirada bilardista o la mirada menottista.
La primera, pragmática, elige ver
el resultado final, el objetivo logrado; la otra, en cambio, prefiere conocer a
la perfección el camino que está transitando antes de llegar a destino, le
importan las formas con las que consigue lo que busca.
En los Juegos Olímpicos se buscan
medallas. Si se comparan, en ese rubro, los de Beijing y los de Londres con ojo
bilardista se dirá que hace cuatro años las cosas salieron mejor: seis medallas,
dos de oro (fútbol y ciclismo) y cuatro de bronce (básquet, hóckey, judo y
vela), contra las cuatro de Londres: un oro (taekwondo), una plata (hóckey) y
dos de bronce (tenis y vela). Sería un análisis reduccionista y simple.
En esta nota se elige tener la
mirada menottista, la que trata de ver un poco más allá y que deja de lado la
posición en el medallero. Así, se puede analizar en profundidad y decir que
Londres 2012 puede ser el punto de despegue para que el deporte argentino sea
grande de una buena vez.
Buenas sensaciones. Hace unos días,
Gerardo Werthein, presidente del Comité Olímpico Argentino, hizo un balance
previo desde Londres. “Esperábamos una cosecha austera. Venimos a mirar a los
jóvenes y ver quién se metía en finales, y esos objetivos están logrados. Este
es un momento de refundar un proyecto deportivo. Yo podría haber sido más
egoísta y buscar sólo medallas. Pensar en conseguir el éxito, pero apostamos a
otra cosa. Algunos dicen que no ganamos medallas, pero antes no había de qué
quejarse porque no llegábamos ni a las finales”.
En Londres 2012, Argentina tuvo
casi la misma cantidad de atletas que en Beijing: 137 contra 138. Pero lo
interesante es la cantidad de deportes o pruebas que volvieron a estar o
hicieron su estreno: el vóley, handball, gimnasia artística, nado sincronizado,
5 mil metros en atletismo, triatlón y maratón. Federico Molinari consiguió
meterse en la final de anillas, un hito inédito para la gimnasia argentina. En
Remo –que tuvo presencia argentina en seis pruebas, cuatro más que en Beijing–,
Cristian Rosso y Ariel Suárez quedaron a un paso del bronce, con el cuarto
puesto en el Doble par masculino. En Canotaje, en el K-
2 200 metros , Miguel
Correa y Rubén Rézola quedaron quintos en la final por el oro. Ambas parejas
lograron un diploma olímpico.
En Beijing esas pruebas no habían
tenido representantes.
En ese sentido, las expectativas
son buenas. El equipo de vóley tiene un promedio de edad de 24,5 años; Brian
Toledo llegó a Londres a los 19 años, Valeria Pereyra compitió con las mejores
gimnastas del mundo con 16 años, las mellizas Etel y Sofía Sánchez estuvieron en
nado sincronizado con 22 años y Las Leonas contaron con Florencia Habif, de 18,
entre los más destacados.
En lanzamiento de bala, Argentina
estuvo en la final gracias a Germán Lauro. Otro hecho histórico. Sus tres
intentos fueron uno mejor que otro y rompió tres veces el récord argentino,
hasta quedar en 20,84
metros . El ciclismo nacional vio cómo Maximiliano Richeze
finalizaba la prueba de pelotón después de 44 años. Y el tenis, con Juan Martín
del Potro, volvió a ganar una medalla individual después de Gabriela Sabatini en
Seúl ‘88.
Dentro del balance positivo,
también hay deportes que tuvieron un retroceso. El judo pasó de tener cuatro
representantes en Beijing (bronce de Paula Pareto) a contar con cuatro
competidores en los Juegos actuales. La natación encendió las alarmas. “Cuando
algo anda mal, uno tiene que pensar que lo que se está haciendo no está bien. La
natación evolucionó mucho en el mundo y en
la Argentina no pudimos
seguir el ritmo”, advirtió Werthein. Beijing tuvo a once nadadores argentinos en
16 pruebas; en Londres el número cayó a cuatro representantes y seis
pruebas.
Aún así, las sonrisas fueron
mayoría. La
Argentina sabe que lo mejor está por
venir.
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