martes, 4 de septiembre de 2012

JJOO Londres 2012

Que el bilardismo no tape el bosque: menos medallas, mejor nivel

En Beijing 2008 Argentina ganó seis preseas y en Londres, a un día del cierre, van cuatro. Sin embargo, en el análisis deporte por deporte, fue más lo que se evolucionó que lo que se involucionó. Objetivo Río.

Por Nicolas Castrovillari

Muestras. Federico Molinari fue el primer argentino clasificado a una final de gimnasia; Germán Lauro fue sexto en la final de bala con récord argentino; las Leonas, pasaron de un bronce a una plata. Tres deportes que evolucionaron.

Como el fútbol rige la vida deportiva de la Argentina se podría, entonces, analizar el desempeño de los atletas locales en los Juegos Olímpicos de Londres desde una óptica futbolera. Hay dos maneras de hacerlo, las dos maneras que rigen, también, al fútbol criollo desde hace décadas: la mirada bilardista o la mirada menottista.

La primera, pragmática, elige ver el resultado final, el objetivo logrado; la otra, en cambio, prefiere conocer a la perfección el camino que está transitando antes de llegar a destino, le importan las formas con las que consigue lo que busca.

En los Juegos Olímpicos se buscan medallas. Si se comparan, en ese rubro, los de Beijing y los de Londres con ojo bilardista se dirá que hace cuatro años las cosas salieron mejor: seis medallas, dos de oro (fútbol y ciclismo) y cuatro de bronce (básquet, hóckey, judo y vela), contra las cuatro de Londres: un oro (taekwondo), una plata (hóckey) y dos de bronce (tenis y vela). Sería un análisis reduccionista y simple.

En esta nota se elige tener la mirada menottista, la que trata de ver un poco más allá y que deja de lado la posición en el medallero. Así, se puede analizar en profundidad y decir que Londres 2012 puede ser el punto de despegue para que el deporte argentino sea grande de una buena vez.

Buenas sensaciones. Hace unos días, Gerardo Werthein, presidente del Comité Olímpico Argentino, hizo un balance previo desde Londres. “Esperábamos una cosecha austera. Venimos a mirar a los jóvenes y ver quién se metía en finales, y esos objetivos están logrados. Este es un momento de refundar un proyecto deportivo. Yo podría haber sido más egoísta y buscar sólo medallas. Pensar en conseguir el éxito, pero apostamos a otra cosa. Algunos dicen que no ganamos medallas, pero antes no había de qué quejarse porque no llegábamos ni a las finales”.

En Londres 2012, Argentina tuvo casi la misma cantidad de atletas que en Beijing: 137 contra 138. Pero lo interesante es la cantidad de deportes o pruebas que volvieron a estar o hicieron su estreno: el vóley, handball, gimnasia artística, nado sincronizado, 5 mil metros en atletismo, triatlón y maratón. Federico Molinari consiguió meterse en la final de anillas, un hito inédito para la gimnasia argentina. En Remo –que tuvo presencia argentina en seis pruebas, cuatro más que en Beijing–, Cristian Rosso y Ariel Suárez quedaron a un paso del bronce, con el cuarto puesto en el Doble par masculino. En Canotaje, en el K- 2 200 metros , Miguel Correa y Rubén Rézola quedaron quintos en la final por el oro. Ambas parejas lograron un diploma olímpico.
En Beijing esas pruebas no habían tenido representantes.

En ese sentido, las expectativas son buenas. El equipo de vóley tiene un promedio de edad de 24,5 años; Brian Toledo llegó a Londres a los 19 años, Valeria Pereyra compitió con las mejores gimnastas del mundo con 16 años, las mellizas Etel y Sofía Sánchez estuvieron en nado sincronizado con 22 años y Las Leonas contaron con Florencia Habif, de 18, entre los más destacados.

En lanzamiento de bala, Argentina estuvo en la final gracias a Germán Lauro. Otro hecho histórico. Sus tres intentos fueron uno mejor que otro y rompió tres veces el récord argentino, hasta quedar en 20,84 metros . El ciclismo nacional vio cómo Maximiliano Richeze finalizaba la prueba de pelotón después de 44 años. Y el tenis, con Juan Martín del Potro, volvió a ganar una medalla individual después de Gabriela Sabatini en Seúl ‘88.

Dentro del balance positivo, también hay deportes que tuvieron un retroceso. El judo pasó de tener cuatro representantes en Beijing (bronce de Paula Pareto) a contar con cuatro competidores en los Juegos actuales. La natación encendió las alarmas. “Cuando algo anda mal, uno tiene que pensar que lo que se está haciendo no está bien. La natación evolucionó mucho en el mundo y en la Argentina no pudimos seguir el ritmo”, advirtió Werthein. Beijing tuvo a once nadadores argentinos en 16 pruebas; en Londres el número cayó a cuatro representantes y seis pruebas.

Aún así, las sonrisas fueron mayoría. La Argentina sabe que lo mejor está por venir.

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