sábado, 19 de septiembre de 2009

Sin el fútbol, no hay historia completa



“La pelota es redonda, el partido dura noventa minutos, y todo lo demás es sólo teoría”, respondía el técnico alemán Sepp Herberger cuando le preguntaban qué era el fútbol. La frase no parece una genialidad, pero por su sencillez –o tal vez por su extrema dureza– quedó en el marquito de la historia.
A David Goldblatt le vino bien: la usó como título de uno de sus libros, The Ball is Round. A global history of soccer.
“La relación entre fútbol y política –sostiene Goldblatt– toma diversas formas. Se ha entrelazado con cada ideología y movimiento político, con cada unidad geográfica y división social. Ha servido a visiones autoritarias y democráticas. El fútbol toma y expresa la política decidida por nuestras opciones colectivas y nuestras luchas. Porque hay que recordar que tenemos opciones, y en cierta medida conseguimos el fútbol que nos merecemos”.
A contramano del puñado de intelectuales que ven en la pasión del deporte el opio de los pueblos, David se engancha con ella, lo alucina. Es futbolero, y cuando habla de la pelota se le iluminan los ojos. Su pelo, prolijamente enredado, contorneándole la cara, se electrifica: “Ninguna historia del mundo moderno está completa si no tiene en cuenta al fútbol”. Goldblatt la escribió con detalles exquisitos. No dejó nada afuera. Salió por el mundo en busca de historias. Leer las 900 páginas de su libro es, como dijo Foot, viajar a través del tiempo desde Arabia Saudita hasta Irlanda; desde Boston hasta Calcuta. Ni siquiera le faltó el peronismo cuando hurgó en esa relación casi simbiótica que mantienen el deporte y la política.

Goldblatt toma al peronismo como uno de los ejemplos de la utilización política del deporte. Pero no se queda ahí. También pasa por la Italia de Benito Mussolini, la Unión Soviética de José Stalin, la Alemania de Konrad Adenauer, y, cómo evitarlo, llega a la Argentina para encontrarse con la dictadura militar y el Mundial 78.
 “La relación entre fútbol y política –sostiene Goldblatt– toma diversas formas. Se ha entrelazado con cada ideología y movimiento político, con cada unidad geográfica y división social. Ha servido a visiones autoritarias y democráticas. El fútbol toma y expresa la política decidida por nuestras opciones colectivas y nuestras luchas. Porque hay que recordar que tenemos opciones, y en cierta medida conseguimos el fútbol que nos merecemos”.
Es posible que David lleve una pelota en la cabeza. El fútbol, como él dice, le permite ver –y escribir– otras cosas. En estos días, debe estar buscando alguna historia que le produzca “alegría, éxtasis, risa, tragedia, ingenio y sabiduría”. La enumeración le pertenece. Como la recomendación que envió desde Bristol para todos aquellos que quieran seguirlo en lo suyo: “Si usted escribe sobre el juego, sea juguetón”.
Por AlejandroWall                                                                                                                                             Publicado en el diario Crítica de la Argentina el sábado 25 de julio de 2009

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