Sarmiento clasificó primero en la zona 62 del Torneo del Interior y pasó a la siguiente fase, siendo el único de los ayacuchenses en conseguirlo, ya que Atlético/Defensores quedó eliminado.
El equipo de Marcelo Volantín tuvo un arranque muy desprolijo, jugando mal, con problemas internos, pero se sobrepuso, como tantas veces justamente cuando estaba en su peor momento.
El mojón, el punto de inflexión de este equipo fue el partido revancha con Atlético/Defensores. A ese partido el ánimo de los “rojinegros” llegó por el piso, en sus jugadores, en sus seguidores y en sus dirigentes. Además llegó diezmado con bajas, suspensiones y jugadores titulares que no estuvieron, formando un equipo, tal vez el más débil en mucho tiempo. Parecía esbozarse en cada cara de los hinchas de Sarmiento el "que se termine de una vez".
Pero enfrente se encontró con la apatía de su rival que no supo como atacarlo ni encontrar los caminos para herirlo y terminó ganándolo sobre el final. Consiguió los tres puntos, pero significaron mucho más. La importancia de esa victoria fue medular para el desarrollo de la zona.
Como tantas veces Sarmiento, jugando lo que le gusta, "el regional", sacó pecho y ensayó tres victorias en fila para ser el ganador de la zona. Mejoró, jugó mejor, pero aquél partido fue determinante.
Ahora se vienen los cruces y Sarmiento está preparado para todo, puede quedar en el camino pronto, pero también es factible que avance un par de fases, teniendo en cuenta la competencia zonal.
Es también cierto que hubo errores que se desdibujan en la victoria, que hay que atender más a las divisiones formadoras, que es necesario armar un equipo para el torneo local y tantas otras cosas, pero también es cierto que en el club se respira fútbol, que la mística está presente y eso entusiasma. Otra vez Sarmiento con la ilusión a cuesta y el entusiasmo de su gente ante otro desafío, el que más le gusta.
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